Elementos de una buena pregunta

No hay preguntas “malas” pero muchas veces nuestra forma de generar conversación a partir de las preguntas puede resultar estéril.

Fernando Johann
Cómo Cincelar

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Es difícil evitar el cliché de que “el trabajo previo es muy importante”. Pero es que las preguntas no escapan a los procesos naturales de preparación, práctica y análisis:

Sin un objetivo, la pregunta que hacemos, desde lo estructural de nuestro mensaje, cae en saco roto.

Hasta puede suceder que quienes me escuchan no estén preparados para recibir una pregunta y como consecuencia no tengan tiempo mental activo para reaccionar a ella. Este caso se ha vuelto la regla. La falta de atención en quién escucha es hoy la práctica dominante.

En casos escénicos como las presentaciones está cementándose por estos días el recurso de hacer participar al publico. El recurso es sumamente efectivo pero no es universal. Los condimentos para la participación son cercanía y capacidad. Con cercanía me refiero a que el que me escucha se sienta interpelado por la pregunta (esto es un tema técnico que voy a desarrollar en el futuro), y capacidad es literalmente la posibilidad de contestar la pregunta. A veces esto representa un desafío técnico, otras es más bien una cuestión de humor grupal.

En conversaciones comerciales (aquellas que llevamos adelante con el fin de un intercambio de valor) la pregunta se usa ahora como anzuelo para la conversación. En la pregunta aparece la posibilidad de guiar la charla en una dirección específica y esto resulta provechoso a la hora de mostrar la potencialidad de nuestra oferta.

Los componentes a tener en cuenta son entonces los siguientes:

  • Campo de acción: Es una referencia al espacio en el que estoy. Me permite asentar la interacción de la información en un ámbito esperado.
  • Situación: Le da a mi pregunta un marco geográfico y temporal
  • Campo de respuesta: Es importante informar en la pregunta, cual es la naturaleza de la respuesta que estoy buscando. Confirmación, cantidad, descripción, alerta, son algunos campos de respuesta posibles.
  • Elemento ignorado: En definitiva la pregunta tiene por objetivo conseguir información que ahora se ignora, y muchas veces se omite mencionar esto (aunque es lo menos común, igual sucede)

En términos generales, una regla sencilla marca que cuanto más corta la pregunta menos útil será. Puestas así las cosas, hay preguntas muy comunes, casi modismos, que no reúnen los componentes como para ser productivas. “¿Por qué?” es un buen ejemplo.

En todos los casos podemos tener elementos sobre entendidos, tácitos o superfluos. El abuso de esta interpretación es igualmente sencilla.

La pregunta “¿Dormiste?” claramente tiene un contexto, no la estoy haciendo para saber si la otra persona ha tenido esa experiencia alguna vez, más bien, me interesa en un marco particular. Dicho eso, en el ejemplo anterior de una sola palabra, no se identifica ninguno de los componentes deseables para una buena pregunta.

Si llegaste hasta aquí te pregunto: ¿Te pareció que este articulo ayudaría a formular mejor sus preguntas a personas con desafíos de comunicación?

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