Estar presentes detrás del teléfono (ó el email ó el Whatsapp)

En tiempos de chatbots y automatizaciones de relaciones, un diferencial al que le cuesta hacerse camino es el de estar presente.

Fernando Johann
Cómo Cincelar

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Hace ya demasiado tiempo escribí mi último artículo en esta columna y como consecuencia no puedo empezar sino pidiendo disculpas por la ausencia. Dedicaré un artículo completo a mi falta de integridad y constancia en este espacio con lo que por favor, denme una licencia para lo que sigue.

Estoy hace poco enfrentando un desafío comercial de los más grandes que me han tocado hasta ahora. Uno de esos que ponen en juego nuestra identidad pero que además exigen el oficio y la entereza intelectual.

Me veo esforzándome todos los días por estar a la altura de lo que uno ha predicado por algún tiempo y me encuentro siempre teniendo que dar un poco más que el 100% para poder llegar. Primera conclusión:

“Estar a la altura del discurso propio es en general una situación pasajera.”

Es insostenible. El equilibrio se consigue exponiendo poco el propio discurso. Si comunico, estoy en déficit.

La presencia en la comunicación

Este sitio tiene múltiples artículos que mueven a cultivar estar presentes sobre el escenario. Este mensaje pretende ser útil a la hora de la eficiencia. Cuando no estamos presentes sobre el escenario perdemos oportunidades. Cuando nuestro reporte de la campaña de marketing lo hacemos en automático, cuando nuestra conversación comercial con un nuevo prospecto viene de un guión, perdemos, desperdiciamos, hacemos que las cosas literalmente se vuelvan peores.

Aquí es donde puede entrar la contradicción. Cuando el tamaño aumenta, cuando necesito hablar con más y más interlocutores, el desafío de la presencia pierde contra la escalabilidad del mensaje.

Por tanto aparece como válido el email marketing, el call center (el contratado, el que no es parte ni de la empresa ni a veces de la misma ciudad) y en ese lugar la presencia sufre automáticamente. Cuando me estandarizo me diluyo. Me ausento.

Alternativas no hay

La energía necesaria no es compatible con el proceso. Yo necesito comunicar, necesito exponerme, necesito transferir mi idea y que del otro lado se escuche, se entienda, se comprenda.

Peor aún, me toca jugar además contra la estadística del mensaje. Muchos de los que me escuchan no tienen poder para tomar acción con lo que aprenden de mi mensaje. Un porcentaje (a veces importante) de mi audiencia no justifica la inversión.

¿Cómo me mantengo presente entonces, si necesariamente estoy ausente? ¿Qué puedo hacer para no desaparecer detrás de la escala que mi mensaje requiere?

Una personalidad única

Una sabiduría interesante que surge de culturas históricamente bélicas tiene que ver con la identidad. Debajo de la piel somos todos rojos. Es duro, es grave, es una idea difícil de digerir. Pero también es la alternativa posible.

Para estar presentes detras del teléfono, detras del whatsapp o el email, hay que estar en carne viva. Hay que vencer la necesidad de taparnos de html, fotos de stock y clickbaits. Para poder pasar del otro lado del canal digital, hay que mostrar la carne.

Eso se logra sólo con mucha tolerancia al dolor. Con espacios para aceptar que arda el rechazo, que se infecten un par de relaciones. No hay otra manera.

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