La trampa del Powerpoint (o cualquier otro slideware)
Los motivos que hacen que construir una historia requiera tanto esfuerzo es material de análisis por parte de expertos y amateurs (casi) desde que la gente se dedica a escribir ficción. Después de seis mil años de historia escrita, podemos asegurar con total tranquilidad que este tema no está resuelto y que tanto teóricos como empíricos no consiguen ponerse de acuerdo.
Hay sin embargo algunas cosas que podría decirse tienen sentido a la hora de quejarnos (los usuarios) de cómo esta diseñado y como funciona (la herramienta).
Pensamiento lineal
Powerpoint es una herramienta, y como todas las herramientas, tiene un diseño, un propósito y un sentido. Powerpoint (y casi cualquier slideware) no posee la capacidad de analizar en que situación va a ser utilizado el material que con él se construye. Al momento de este escrito la aplicación sigue siendo una mejora incremental y sucesiva de la primer versión lanzada en 1987.
El concepto sigue siendo el del tablero de trabajo (que remite a como se construían los pitchs de ventas en épocas como la de don draper), en donde, en una hoja en blanco, hay espacio para utilizar las herramientas que el software ofrece para dibujar, editar, recortar y ayudar con texto.
La particularidad es que en este caso como en muchos, la tecnología intenta reemplazar la actividad analógica pero pierde una parte central de lo que la práctica de “carne y hueso” permite. En este caso, tener todo el material sobre la mesa y visualizar el contenido de manera global, amplia.
Contrario a eso, lo que pasa con el software es que se nos propone es un foco puntual, que además avanza de manera ordenada y ordinal. Con este formato Powerpoint limita nuestra creatividad proponiendo un camino único y lo que es peor, lineal, a la hora de la creación. Este formato es perfecto para otro momento: Cuando la presentación ya está terminada.
Cuando ya no hay más nada que escribir, crear o diseñar las aplicaciones de slideware son perfectas para recibir toda esa información y representarla de manera prolija y pulida.
Bullets, bullets, bullets
En castellano los llamamos viñetas, y es el formato por defecto que tienen las filminas en blanco, antes de empezar a diseñarlas con el software. La intención es buena: “Ponga aquí los disparadores de lo que quiere decir”. El resultado, muy a pesar de las intenciones, no ha sido ese.
Hordas de profesionales, alumnos de todas las áreas, vendedores y emprendedores en busca de capital han escrito y escriben hoy sus presentaciones utilizando lo bulletpoints como formato para los párrafos de texto (que luego van a reproducir verbalmente, recordar aquí) con la “ayuda” del formato predefinido por la totalidad de las herramientas para diseñar slides. Un bullet o una serie de bullets, como nos muestra Bill en la imagen más arriba, debe ser más una bala (traducción literal del inglés) que impacta sobre quien la lee.
Manos al teclado
El último lugar en donde deben estar nuestras manos a la hora de crear, escribir y una presentación es sobre el teclado. El texto no va en los slides (si en las notas del presentador).
Algunas empresas con las que he trabajado tienen a todo su equipo de diseño trabajando con tabletas wacom (pen tablets, digitalizadores, pads graficos o cualquiera de los otros nombres) lo que está mucho más cerca de la interacción física recomendable para el momento de la creatividad.
Vale la pena gastar más de un minuto unplugged.
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